Querido diario, tiene que no te escribo y es momento de darte las últimas noticias.
Hace unos días encontré a un pequeño gato siamés en un árbol mientras descansaba luego del trabajo, que por cierto me ha robado el corazón. Creí que estaba perdido por lo que hice varios anuncios tomando una foto de él y colocándole en varias zonas para poder encontrar a sus dueño.
Mientras los días pasaban el gato se iba ganando cada vez más mi afecto, me dije que sería difícil entregarlo a sus dueños pero sería lo justo por la familia, por él.
Al día de hoy habiendo pasado ya un mes, me resigné de que ese pequeño gato no le pertenecía a nadie, ahora era mi compañero, hasta nombre le puse, "Orange". Está lloviendo muy fuerte y ahora él duerme junto a mi cama en una cama que le fabriqué con unas tablas, una colcha y un cojín. Se ve muy tranquilo y me alegra de haberlo encontrado pues cambió mi mundo y yo el de él. Realmente nos cambiamos todo mutuamente.
El único problema ahora es, querido diario, que Orange no sabe que mañana visitaremos al veterinario.
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